Vuelvo y la teoría del automatismo

Después de unas largas vacaciones…y un receso del blog, vuelvo.

De nuevo en Río Grande, con algunas cosas mas en la cabeza.

En realidad estas fueron unas vacaciones algo raras. Generalmente, aprovecho el mes que me dan para hacer lo que no puedo durante el año. Pero esta vez fue distinto, como si el saber que estoy muy cerca de volver a vivir en Bs. As. me da “changüi” para visitar gente y lugares, y hacer lo típico de turista mas adelante.

De todas formas, como de costumbre, lleve mi pequeño cerebro por algunos lugares y pude sacar algunas ideas, conjeturas y decisiones a partir de lo que vi y sentí.

Buenos Aires sigue siendo la misma y  a la vez diferente, la percibo (caminándola) mas tranquila, aunque ese efecto puede deberse a lo adormecida que esta la gente. Es como si todos se pusieran un “modo automático de vivir” y no se muestran expresiones, es como si tenerlas nos dejaría en desventaja con el ambiente. Seguramente proveniente del miedo y la inseguridad.

Yo, por otro lado, trate siempre de escaparle a eso, y aunque en realidad muchas veces debí caer en el “automatismo” y crear una cara de Poker para los demás, la mayoría del tiempo estaba con la boca abierta por la ciudad (personas, personajes, edificios, calles) o tarareando alguna canción.

Eso si, a medida que pasaba el tiempo, me consumía el mismo estado de los “habitantes” de la ciudad. El tiempo que pasaba con cara de Poker se incrementaba y ya no miraba de la misma forma a los que me rodeaban. Es que para un pueblerino como yo ver una mujer con tres nenes pidiendo causa un impacto surrealista.

Buenos Aires te veo igual, pero diferente. Se nota la “mejora” del país, pero no se nota tanto donde debería notarse mas.

Como Anécdota:

Era de noche y estaba yendo a lo de mi amigo Diego. Sentado en la estación de Padua esperaba el tren de la línea Sarmiento (que comunica el oeste del GBA con Cap. Fed.) que no tardo mucho en llegar. Como siempre elegí uno de los primeros vagones de la formación. Busco asiento, y sin darme cuenta me senté frente a uno de los tantos “buscavidas” que trabajan en los pasillos del tren. Este en particular era un rockero (si alguno es habitué del Sarmiento sabrán de quien hablo), que tocaba temas a cambio de algunas monedas en la gorra. Sinceramente pensé que la iba a pasar muy mal todo el viaje (de idiota que soy nomás).

Lo que no esperaba era toparme con un rockero que le presto su guitarra (elemento de trabajo) a un “cualquiera” que se nota que había tomado de mas, y quiero aclarar que cuando digo cualquiera lo digo en el sentido de que seguramente esta persona era un total desconocido para el dueño de la guitarra y que seguramente seria muy difícil que lo vuelva a encontrar entre tanta (demasiada) gente que usa esa línea; por otro lado lo de que había tomado de mas, no me parece nada malo, mientras no moleste a nadie y es mas, yo he sido y soy uno de esos que toma de mas a veces…aclarado esto.

Me preparaba para un espectáculo de mi total desagrado por las siguientes seis estaciones…y nunca pude anticipar cuanto me equivocaba.

El “cualquiera” empezó a tocar la guitarra, creo que mejor dicho, a castigarla sin que salga una sola nota coherente, mientras que solo con la ayuda del rítmico del amplificador que funcionaba en el carrito improvisado (otro elemento de trabajo) tarareaba canciones de Pappo (!).

Ahora lo mejor de esto es que a todos los ocupantes del vagón nos encantaba el espectáculo. Todos adentro se reían y aplaudían y por esas estaciones todos cambiamos la cara de Poker y cambiamos a modo “HUMANO”. Se genero tal vibra que otros cualquieras también pasados de alcohol se sumaron con bailes estilo “Cualquie-Dance” y mas tarareo…Fue genial! Quería sacar el celular y filmar, pero sabia que esto podía costarme caro una vez en el anden, es que en el modo “HUMANO” todavía tenemos ciertos reflejos de la realidad :/.

Las canciones terminaron con alguna demostración de las virtudes del rockero y el paso final de la gorra (tenia ganas de dejar $100!)

Ahora, lo peor de esto, fue cuando la “vibra” fue NO-interrumpida por un chico de no más de 8 años vendiendo estampitas de santos. Como leyeron, todo fue NO-interrumpido. Al final la alegría nos puso en un modo mas automático aun, donde no queremos ser molestados por problemas ajenos y mucho menos por la realidad.

Fue genial para todos, todos reímos y cantamos, menos el pibe que tiene que juntar uno a uno los santos de las rodillas que no compraron.

Buenos Aires, te veo igual pero diferente.